Requiem para mi yaya

by darribas

No creo que la sociedad laica occidental hoy en día, entre la que me cuento a mi mismo, sepa afrontar la muerte de manera satisfactoria. Siendo la vida una carrera sin fin a más -a obtener más, a hacer más, a acumular más- dejar de existir supone el fracaso último. En vida, la gente lleva a cabo todo tipo de aberraciones con tal de disimular, de pretender que el tiempo no pasa y que, independientemente del dinero, experiencias, y oportunidades que hayamos tenido, al final todos terminamos igual. Pero, si el ser humano es poderoso, la naturaleza lo es más, y al final todos tenemos que afrontar la inevitable “derrota”.

Mi abuela Antonia vivió sus ultimos años entre dos mundos. Por un lado, la España de finales del s.XX, en la que salía a comprar y a la peluquería por la mañana, hacía la comida y, por la tarde, iba de paseo con mi abuelo hasta mi casa o la de mis primos para vernos jugar, hacer los deberes y, en general, crecer felices. Era una vida en la que, con todas sus complejidades, problemas e imperfecciones, creo que se sentía cómoda. Y, si no, siempre estaban los veranos largos en el pueblo. Sobretodo desde que murió mi abuelo, ese mundo se desvaneció poco a poco, y su lugar lo ocupó una realidad que, con razón, le costaba entender. Un mundo en el que no solo mi hermano, mis primos y yo estabamos irreconociblemente crecidos, sino que casi todos los elementos que habían hecho su existencia feliz, o habían muerto o se habían convertido en obsoletos recuerdos en papel sepia.

Es por ello que no creo que mi abuela, en la sabiduría que solo los años otorgan, afrontase la muerte la pasada noche como un fracaso. Religiosa, como todo el mundo en la Espana que le vio nacer, espero que cerrase los ojos por última vez con la satisfaccion del trabajo bien hecho (como siempre nos decía de pequeños), y con la tranquilidad de quien sabe que el descanso es bien merecido. Mientras escribo estas lineas a la vez que escucho el Requiem de Faure, no puedo evitar recordar sus palabras acerca del inusual tono brillante de una obra escrita para acompañar a la muerte:

Pero es asi que veo la muerte: como una liberación feliz, una aspiración hacia la felicidad ahi arriba, mas que como una experiencia dolorosa“.